OMAR CACERES

Omar Cáceres representa al vate que vivió escasamente, produjo un solo libro y fue motivo de estudios tanto periodísticos como académicos. Fue el típico exponente de una generación caracterizada por su apego a la noche, a los bares, al consumo de alcohol, a las tertulias, desasido de indumentaria formal, sin cariño a la materia y aferrado a lo espiritual, en este caso, a lo literario. Soñadores impenitente a quienes les costaba despertar porque al realizarlo se enfrentaban a la dura realidad. Y para eso no fueron concebidos. Forman la lista de los que la sociedad anatematizaba como “poetas malditos”. Vagabundo de la vida, tocaba el violín en bandas que desfilaban por bares y   restaurantes como único sustento para sobrevivir. “Defensa del ídolo” fue su único libro enviado a las prensa en 1934. Lo curioso de todo esto es que al leer el libro y comprobar las innúmeras erratas, Omar Cáceres montó en profunda cólera y quemó casi toda la edición, salvándose únicamente los poquísimos que alcanzó a regalar a sus amigos. De los sobrevivientes de la pira libresca – en su sentido literal – en el año 1996 se publicó, al través del esfuerzo de Pedro Lastra, el libro de marras, el cual también tuvo publicaciones en otros países de América del Sur.

Espigando en los escasos comentos que se tejieron en torno a su obra, algunos apuntan a convertirlo en un poeta vanguardista, lo comparan con los poetas que, en aquella época, lideraban los ismos, hasta lo acercan a Vicente  Huidobro.

En general “desconstruyen” su poesía hablando de una desintegración del yo poético y las búsquedas lógicas de un espíritu que hurga en lo distinto, en lo disímil, en lo original, para caminar por sendas lejanas al camino trillado, postura noble, comprensible, absolutamente humana, pero, como sabemos, inútil, puesto que ya todo ha sido creado y nadie es original en sus trabajos.

Queda, en todo caso, en la retina, humanamente hablando, la figura del poeta maulino inserto en la bohemia santiaguina, exiguo a la hora de publicar y muerto en circunstancias nada artísticas, lo cual también provocó una suerte de mito o leyenda en su torno.

Rasgos biográficos

Nació en Cauquenes, 1904, en la Región del Maule, zona central de Chile. Hijo de 123 la profesora de educación básica Cecilia Rosa Aravena Aravena, y del profesor normalista José Antonio Cáceres Cáceres .Inició sus estudios de Derecho en 1922, los que finalmente dejó inconclusos. A comienzos de los años 1920 ejerció la crítica literaria en El Diario Ilustrado. En 1925 se trasladó al puerto de San Antonio, donde trabajó como secretario del juez Eliodoro Astorquiza. Falleció en 1923 en circunstancias nunca aclaradas, (se le encontró en un canal, sin nada en los bolsillos, aparentemente asesinado).

Libros publicados

Defensa del ídolo 1934, Luis Omar Cáceres, El Ídolo Creacionista 2015 de María José Cabezas.  

ARTURO FLORES PINOCHET